De París a Montreal

Tras el anuncio de nuevas fechas de conciertos para 2018, el público se juntó en varios grandes teatros europeos y norteamericanos para verla y escucharla. La gira llamada "Forever young" coincide con la salida de su nuevo álbum. Dado que asistí a los conciertos en París y en Montreal, dos ciudades con las cuales Nana tiene vínculos sentimentales, decidí escribir una reseña. En 1961, Nana llegó a París, una ciudad desde la cual su carrera ganó prestigio internacional. El 8 de marzo, en Salle Pleyel, daba su 22do concierto en cabeza de cartel. En 1965, Nana vino a Montreal. Ella encontró a su primer público norteamericana. El 19 de mayo, en la Maison symphonique, regresaba para su 25º gira.

El nuevo espectáculo comienza con un videorama de ocho minutos. Con canciones griegas, nos muestra extractos de videos, fotos de sus comienzos en su país en 1958 hasta su despedida en Atenas en 2008. Enseña los grandes momentos de su carrera, sus varios encuentros y sus compromisos para la UNICEF y en el Parlamento Europeo. Una vez más, estoy comovido por su trayecto, pero también por los 1.900 espectadores que vinieron a aplaudir a esta cantante excepcional. Al final de la proyección, los músicos ya están en el escenario y comienzan a tocar. Tan pronto que  Nana llega, el público se levanta espontáneamente para ovacionarla durante un largo tiempo.

En París, ella lleva un vestido negro decorado con una bufanda blanca sobre la parte delantera. Este fue creado para la ocasión por su amigo, el modista Jean Paul Gaultier. Como muchas personalidades, él está presente en la sala. Se notan también los cantantes Serge Lama y Vincent Niclo, la actriz Nathalie Baye y el expresidente de la República Francesa, Nicolas Sarkozy. Los fans de varios países europeos vinieron también para el evento. En su nombre, se deposita un ramo de 60 rosas blancas por sus 60 años de carrera.

En Montreal, Nana elige otra creación de Gaultier: una túnica negra. Las mangas y los hombros están bordados con encaje fino. En esta ciudad también, hay gente de la clase artística y política entre los espectadores. Asimismo, Nana subraya la presencia del cancionista Jean-Pierre Ferland. Con él está su esposa, la cantante Julie-Ann Saumur. En las primeras filas se encuentran el embajador de Grecia, Dimitris Azemopoulos, la primera dama de Canadá, Sophie Grégoire Trudeau. Y, por supuesto, su hijo Nicolás y su esposa.

Al comienzo del concierto, observo que Nana se mueve poco, probablemente para guardar su concentración. Se afierra a su micrófono, a veces cierra los ojos y mira a los espectadores de izquierda a derecha. A lo largo de la noche, mantiene un vínculo cálido con su público. Él conoce sus canciones, la acompaña palmeando y cantando con ella. Con mucho gusto Nana cuenta anécdotas de su largo trayecto e incluso toma el tiempo de girarse hacia sus músicos para cantar para ellos.

Después de algunas canciones, ella los presenta. Son solo cuatro, pero su talento es suficiente para acompañarla bien. Yannick, el guitarrista, canta algunos dúos con ella. Pili la apoya con las notas graves de su bajo y su voz. Philippe, el percusionista, toca varios instrumentos, incluido el saxofón. Y, Luciano, el pianista a cargo de todos los arreglos, siempre le da la primera nota.

Su orquesta está compuesta por cuatro músicos. De izquierda a derecha:

Philippe Pregno - percusión, saxofón, flauta, clarinete y canto
Luciano Di Napoli - director musical, piano, teclado y canto
Yannick Deborne - guitarra y canto
Jean-Philippe Roux (Pili) - bajo y canto

Nana parece cómoda en sus elecciones personales, en estilos musicales en los que estamos menos acostumbrados de oírla. Para el gospel de Presley, "In the ghetto", agarra el micrófono y se deja llevar por la música. Con "Forever young" de Dylan, ella gesticula, proyecta su voz y hace participar la multitud. Muchos se quedan impresionados por sus actuaciones de jazz, como "Love is a losing game" que termina en la misma nota que el saxofón. Su versión blues de "Amazing Grace" sorprende también a varios.

Entre los títulos conocidos, hay que destacar tres de estos. "Cucurrucucu paloma" en que toma placer de estirar las notas. "Le ciel est noir" que requiere el conocimiento de un texto elaborado. Su interpretación y la expresividad de sus gestos cautivan al público que le ofrece una larga ovación de pie. Y, "Je chante avec toi liberté" que suscita un fuerte aplauso después de sus magníficas notas finales.

Parisinos y Montrealeses asistieron a un concierto generoso, agradable y conmovedor. Durante dos horas consecutivas, Nana encadenó canción tras canción y se divirtió con sus músicos que demostraron su talento. Conquistados, los espectadores incluso hicieron el coro de "Halleluya" de Leonard Cohen. Después de varias décadas, su público permanece fiel. Había esperando este momento desde hace mucho tiempo y espera su regreso muy pronto.

Con "Forever young", Nana tenía buenas razones de estar de nuevo de gira. La selección de títulos, mayoritariamente en inglés, es excelente. Los espectadores apreciaron enormemente oírla cantar estas canciones a pesar de que fueron popularizadas por otros artistas. Ya que una gran parte de su público francófono estaba presente, permítanos desearle un nuevo álbum en su idioma para la próxima temporada. Para seguir de cerca…